Lc 18:35-43. "Miserere". "Ten compasión".

Un ciego está sentado

al borde del camino,

un pobre mendigando

que espera su destino.


Sin fe, sin dirección,

el mundo lo gastó,

cuando Cristo pasó

gritó "Ten compasión".


"Apiádate Señor,

perdí toda ilusión,

si es cierto que eres Dios

recobra mi visión".


"Devuélveme la fe",

con más fuerza gritó,

quieren callarlo a él

todos alrededor.


"Ten compasión de mí",

gritó, gritó y gritó;

"Quiero creer en ti",

lloraba en un rincón.


Tuvo fe en tener fe,

ciego de corazón,

sin fe quiso creer

y Cristo lo sanó.


De su grito se apiada,

su gracia lo inundó,

con lágrimas lo alaba,

logró su conversión.


Estás desesperado,

grita "Ten compasión",

Cristo te está escuchando,

abrirá tu corazón.

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