Había un hombre rico
que se vestía de lino,
comía y bebía vino,
y, a su puerta, un mendigo.
Murió el pobre, murió el rico,
el pobre fue para el cielo
y el rico para el infierno,
y por el medio un abismo.
Viendo al pobre, a lo lejos,
a Abraham pidió consuelo.
No puede ser, el infierno
es un lugar de tormento.
El rico entonces quería
que se enviara a la tierra
al pobre, a que pudiera
avisar a su familia.
Pero Abraham le explicó
que ni reviviendo un muerto
creerían en el cielo,
sólo creen en el dinero.
¡Qué desgracia la riqueza
si sirve para ofuscarme!
Preferiré la pobreza
si así evito condenarme.
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Que gran confusión hay en el mundo 🌎. Cuando en realidad la riqueza es buscar a Cristo ,🙏🏼 y siempre seguir sus mandamientos 💘.
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